Bajamos al pueblo cantando, riendo y haciendo un montón de juegos para hacer el viaje mas ameno. Una vez abajo llenamos el pueblo de risas, de cánticos, de chiquillería que dieron mucha alegría al pueblo.
Los críos pasearon, vieron la piedra del sapo y compraron de todo, recuerdos, chuches, patatas......
Después de comer, la piscina nos dio chapuzones, concursos de saltos, juegos...nos refresco y nos divirtió un montón.
Merendamos y jugamos un partido de futbol contra los monitores, no se el resultado claro, los campusianos metieron unos cuantos goles!
Subimos al albergue y despues de ducharnos y cenar, la noche cerrada nos ayudo a ambientar la velada del terror, un clásico entre las noches del campus.
Sustos, alguna risa....una experiencia increíble.
bizcochito
un beso
un abrazo
y una frase complice al oído
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